Malala, nueve 
meses después de sobrevivir a un ataque talibán, defendió ante la 
asamblea de la ONU el derecho de los niños a la educación. Este homenaje coincidió con su cupleaños. Un renacer para la adolescente 
paquistaní que, lejos de mostrarse intimidada, habló con voz firme y
 valiente, ante su familia y cientos de jóvenes, contra el terrorismo y 
por el derecho a la libertad y la educación. El texto que sigue recoje algunas de las reflexiones que figuran en el discurso de Malala:
Debemos creer en el poder y la fuerza de nuestras palabras. Nuestras palabras pueden cambiar el mundo.
 Vamos a recoger los libros y lápices. Son nuestras armas más poderosas.
 Un niño, un maestro, un bolígrafo y un libro puede cambiar el mundo.
La educación es la única solución. La educación primero. 
 
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